Más que el Día de la Mujer debería llamarse Día de la Marmota, porque sólo con manifestarse realmente no se consigue nada para erradicar tanta injusticia y muerte, y cada día se repetirá sin que no cambie nada sino se actúa desde la base. Vivir en un bucle machista aburre y es tóxico. Vivir un mismo día muchas veces, sin evolucionar, sólo hace que la nieve siga cayendo sobre Punxstawnwey mientras esperamos si asoma o no la marmota y, llueva sangre sobre las centenares de tumbas de mujeres muertas a manos de sus teóricos amores eternos.
Más acción por parte de todos, más hechos. Una vez más la vida plantea situaciones en las que realmente es hora de dar ejemplo y no de dar lecciones. La sociedad debe asumir la responsabilidad con madurez y coherencia, con un espejo y auto-crítica. Los hombres tienen mucho que decir, pero dejando hablar y ejercer el mayor gesto de empatía de sus vidas, callar y aprender.
Ante todo, hablo como persona, y realmente días como el de ayer da vergüenza ser humano. Porque cuando le tienes que explicar a un niño/a de 6 u 8 años por qué está toda esa gente tan unida pero indignada en la calle, con pancartas, carteles y megáfonos, sólo puedes responder, que porque hay mucha más gente mala de lo que creemos en la calle con poder que no se le ha dado, que los malos a veces son quienes nos dicen que nos quieren, y que sobretodo los peores, son los que no hacen nada.
Ayer leí que de tanto quitarles a las mujeres, derechos, poder y respeto, también les habían quitado el miedo, y eso me hizo sonreír y pensar, algo no muy recomendable, y deduje que cuando no se siente temor se actúa con más serenidad pero con un valor descontrolado y eso me gustó. Pero hay que saber utilizar los momentos de serenidad y gestionar cuando se debe invertir las toneladas de valor.
Las leyes no están generar diferencias entre sexos, ni para conseguir una igualdad total, eso se llama utopía elemental; la justicia está para erradicar y condenar todo tipo de abusos, amenazas y demás delitos cometidos sobre personas a otras personas, sin tener en cuenta el sexo de cualquiera de ellos. Y eso no es utópico eso sólo son servicios mínimos.